Declaración
Fue de niño en Medellín, Colombia, cuando oí por primera vez hablar sobre esos “cortes”: “corte de corbata”, “corte de franela”–mutilaciones que se le hacían al cuerpo humano y que yo algunas veces escuchaba por la radio o entre las conversaciones de mi familia.
Estos “cortes” se practicaron en los años cincuenta cuando se desató la violencia entre conservadores y liberales en las zonas rurales de Colombia. Fue al investigar esa época que hoy se conoce como “La Violencia”, cuando leí sobre ese otro corte que desconocía: el “corte de florero.”
En este “corte”, a la víctima se la degollaba y se cortaban sus extremidades para luego introducirlas en su torso como si este fuera un florero. Fue este primer recuerdo de la violencia política en mi país el que me movió, en 1997 a trabajar con huesos humanos y a recomponerlos en “flores”, una metáfora de estos “cortes”.
—JME
Vista de instalación
Santa Fe Art Institute, Santa Fe, NM, 2007